Inalcanzable (Untouchable) Caleo

Calypso
        I stared out at the never ending blue and the dot that was him. I loved him more than he knew, and it broke my heart.
        Soon he would be so distant—as distant as a star in the sky, an impossible love that I wished for.
        Just as the others.
        But this was worse than the others: his promise. The one he’d never be able to make. The promise that killed me because it had hope.
        Hope can carry you on like a flame—a reason to live, a reason to die—but it can also drag you down. When there is but a small hope it can be distinguished easily.
        It was like he was only a few steps away, but not a few steps away at the same time. As if I could reach out my hand and touch his shirt, but not.
        We were close at heart—at mind—but not physically. And we’d never be able to be close like that again. It was the only obstacle in our relationship, but an impossible one nonetheless.
I hated the gods now. I hated them.
        Not only did they trap me—keep me here forever—but they made it so I could never find a permanent love; one that would stay.
        In order for a hero to leave, they had to break my heart. And though they hated to, though they loved me just as much, they knew they had a larger obligation to the world they left and not as much the one they were in.
        Perfect as it was, they needed people more than just me, and needed honor and a sense of what was right.
        To stay was to be a coward. And I couldn’t love a coward. So it was a dead end.
        They would leave. They always would. And I would stay here, watching their backs from afar as they drifted away.
        The dot was no longer a dot. There was nothing there. Just the open sea as large and daunting as a tiger and with no way to escape.
        An entrance and exit and cage all at once. And one that I wished to be rid of every single day.
LEO! I screamed in my mind, Why are you so far away?! Why is there only silence where your talking was, why is there no angelic smile bobbing at me, perfect? And why do I miss it? 
        I bowed my head to the water, my silent enemy.
        I would drown for him, die for him, if not for one more glimpse, one more happy memory...
        I turned my back and walked to my garden.

Leo
        The ride to shore was not a long one, but it was long enough to think about what had happened. About Calypso. And the love we had...
        She was the only one.
        Yeah, okay. I say that about every girl. But this was different.
        I had loved them for their... I don’t know. But she was different. She was. I wondered if she knew that she was the only one. The only and one true love I had.
        And here I was sailing away from her with an incomplete promise.
        She was almost... I don’t know. Sublime, if anyone even uses that word.
        But the word fit her.
        Power. Awesome. But not the cheesy form of awesome (as I so often used), but the original definition: inspiring awe, being in awe of something.
        She was sublime like an angel, if not also for the fact I couldn’t reach her, so far away in only the stars of my imagination.
        She was unique. One of a kind. And I wanted her here by my side, laughing at some joke, thinking, anything really (I’d even put up with yelling) as long as she was there. As long as the distance that separated us did not exist.
        Come down from the stars and join me Calypso, I thought to her, Come down from the stars, and become more than just invisible air that I can not reach or touch or hear. Because I love you, Calypso. And I would die a million times for you.

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(En Español)

Calypso

Me quedé mirando el azul sin fin y el punto que era él. Lo amaba más de lo que él probablemente sabía y se me rompió el corazón.
Pronto sería tan distante—tan distante como una estrella en el cielo—un amor imposible que yo deseaba.
Al igual que los demás.
Pero esto era peor que los demás - su promesa. La que él nunca sería capaz de hacer. La promesa que me mató, porque tenía esperanza.
La esperanza puede mantenerte como una llama, una razón para vivir, una razón para morir, pero también puede arrastrarte hacia abajo. Cuando no hay más que una pequeña esperanza, se puede distinguir fácilmente.
Era como si estuviera a sólo unos pasos de distancia, pero no a una corta distancia, al mismo tiempo.
Como si pudiera alargar mi mano y tocar su camisa, pero no.
Estábamos cerca en el corazón - en la mente, pero no físicamente. Y nosotros nunca seríamos capaces de estar cerca de esa manera otra vez. Era el único obstáculo en nuestra relación, pero un imposible, no obstante.
Odiaba a los dioses ahora, los odiaba.
No sólo me atrapan- me mantienen aquí para siempre, pero lo hicieron para que nunca pudiera encontrar un amor permanente que se quede.
Para que un héroe pueda salir, tiene que romper mi corazón. Y a pesar de que lo odiaban, a pesar de que me querían en igual medida, ellos sabían que tenían una obligación más grande al mundo que dejaron y no tanto el que estaban.
Perfecto, ya que necesitaban a más personas yo y necesitaban el honor y un sentido de lo que era correcto.
Quedarse era casi ser un cobarde. Y yo no podía amar a un cobarde. Así que era un callejón sin salida.
Se irían. Ellos siempre lo harían. Y me quedaría aquí, mirando sus espaldas desde lejos , mientras se alejan.

El punto no era ya un punto. No había nada allí. Sólo el mar abierto tan grande e intimidante como un tigre y sin escapatoria.
Una entrada, un salida y una jaula al mismo tiempo. Uno de la que deseaba deshacerme todos los días.
¡LEO! Grité en mi mente, ¡¿Por qué estás tan lejos?! ¿Por qué hay sólo silencio donde estaba tu hablar, por qué no está tu gran sonrisa, como un ángel flotando hacia mí, perfecto? ¿Y por qué lo extraño?
Bajé la cabeza hacia el agua, mi enemigo silencioso .
Me ahogaría por él, moriría por él , por una mirada más , un recuerdo feliz ...
Le di la espalda y caminé hacia mi jardín .

Leo

El camino hacia la orilla no era largo, pero fue tiempo suficiente para pensar en lo que había sucedido. Sobre Calypso. Y el amor que teníamos...
Ella era la única.
Sí, está bien. Digo lo mismo de cada chica. Pero esto era diferente.
Las había amado durante... No sé. Pero ella era diferente. Ella era. Me pregunto si ella sabía que era la única. Mi único y verdadero amor.
Y aquí estaba, navegando lejos de ella , con una promesa incompleta.
Era casi… No sé. Sublime, si alguien aún usa esa palabra.
Pero la palabra se ajusta a ella.
Poderosa. Impresionante.
Pero no la forma cursi de impresionante (como tan a menudo se utiliza), sino la definición original. Imponente, como el temor a algo.
Ella era sublime como un ángel, sino lo era también por el hecho de que no podía llegar a ella, tan lejos, tan sólo en las estrellas de mi imaginación.
Ella era única. Una en un millón. Y yo la quería aquí a mi lado, riéndose de una broma, pensando, cualquier cosa (incluso gritándome) mientras ella esté aquí. Siempre y cuando no existiera la distancia que nos separaba.
Desciende de las estrellas y únete a mí Calypso, le dije pensando, desciende de las estrellas y conviértete en algo más que aire invisible, que no puedo alcanzar, tocar o escuchar. Porque Te amo, Calypso. Y moriría un millón de veces por tí.